Cuando comenzamos en el mundo de la escritura, a menudo nos obsesionamos con perfeccionar aspectos técnicos como el formato, los diálogos y, por supuesto, el estilo narrativo. Estas son habilidades indudablemente esenciales para cualquier escritor. Sin embargo, existe otra capacidad que es fundamental desarrollar antes de adentrarnos en el arte de redactar: la observación.
La observación es más que simplemente mirar; es aprender a ver de manera diferente. Como bien dijo el escritor y filósofo Henry David Thoreau: “No es lo que miras, lo que importa, es lo que ves”. Este enfoque es crucial para los escritores que desean explorar las historias que se esconden a su alrededor.
Las narrativas están presentes en cada rincón de nuestra vida diaria. Si entrenamos nuestra mirada, pronto descubriríamos que la dificultad no radica en encontrar ideas, sino en seleccionar cuál de esas numerosas historias vale la pena contar. La observación es un músculo que se entrena, similar a cómo ir al gimnasio mejora nuestra forma física o cómo practicar un deporte eleva nuestro rendimiento.
El arte de observar nos permite desvelar la magia que se encuentra en lo cotidiano. Cuando comenzamos a mirar de manera intencionada, las historias emergen a nuestro alrededor. Luego, nos corresponde afinar nuestra selección, eligiendo aquellas narrativas que nos emocionan y que, creemos, también resonarán con los demás.
Para ejercitar tu capacidad de observación y buscar ideas inspiradoras, te propongo un ejercicio sencillo pero efectivo: sal a la calle y observa a la gente. Imagina las historias de cada uno de los individuos que encuentras. ¿Qué historia podría haber detrás de un hombre que habla por teléfono? ¿O de una mujer vendiendo flores? Al imaginar sus vidas, les estás dando una dimensión más rica y profunda a su existencia.
En mis talleres de escritura, siempre recomiendo a los escritores noveles que escriban sobre lo que conocen. La experiencia personal y el entorno son fuentes inagotables de inspiración. Al aprender a observar con detenimiento, te adentrarás en un mundo de posibilidades narrativas que enriquecerán tus escritos.
En conclusión, recuerda que antes de sumergirte en los aspectos técnicos de la escritura, dedica tiempo a entrenar tu mirada. Las historias están esperando ser descubiertas, y tú, como escritor, tienes el poder de darles vida.
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